La Constitución Mexicana de 1917, como bien dijera el maestro colombiano e ilustre Presidente de la Corte de ese país, LUIS CARLOS SACHICA, refiriéndose su Constitución, la nuestra también tiene 100 años haciéndose. La mexicana a pasado por muy variadas pruebas y problemas. En efecto la permanencia y vigencia De la actual Constitución no ha sido fácil. Surgió como un intento de reforma la de 1857 y termino siendo la primera constitución social del mundo. Carranza convoco a un Congreso Constituyente con el propósito de hacerle reformas y adiciones a la de 1857. Los Constituyentes reunidos en Queretaro, recibieron una Iniciativa del Primer Jefe de la Revolución, la cual dejo insatisfechos a la ala progresista del movimiento social, fundamentalmente aquellos con mando de tropas y vinculados al Gral. Alvaro Obregón, pues prácticamente era la misma de 1857, solo le adicionaba algunas propuestas sobre el municipio libre, el fortalecimiento del municipio y algunas propuestas muy tímidas sobre el trabajo. Muy pronto
Carranza y su grupo fueron rebasados por las exigencias recogidas en todo el territorio nacional y que fueron la verdadera causa del levantamiento social de siglo XX. La Constitucion tuvo también que superar en el Constituyente de 1916-17, los intentos de los abogados formalistas como José Natividad Macías, Presidente del Congreso, ilustre director de la escuela nacional de Jurisprudencia y Rector de la Universidad Nacional o Luis Manuel Rojas, y Alfonso Cravioto, constituyentes del bloque de el Presidente Carranza, quienes se oponían a que nuestra Carta de Cartas contuviera las garantías sociales, por las que tanto habían luchado los revolucionarios de principios de siglo, fue gracias,
al tesón y combatividad del General Francisco J. Mugica y los trabajadores Gracidas , Recio, Victoria, Monzón, quienes integraban la poderosa e importante Comisión de Constitución. Estos y otros como el General Jara, fueron quienes vencieron los pruritos formales de los carranzistas y nos dieron la primera constitución social del mundo. Ahora que oigo y leo criticas sobre los legisladores , que solo los preparados deben llegar, es importante recordar que los abogados, constituyentes fueron los que mas se opusieron al principio, eran 62, nos dice Carpizo, 16 médicos, 16 ingenieros, 18 profesores, 14 periodistas, 7 contadores , dos farmacéuticos, pero hubo mineros, obreros, agricultores y ferrocarrileros. Todo se inicio al discutir el articulo 5º, sobre la libertad de trabajo, aunque el primer gran debate contra Carranza y los suyos se había dado en el tema de la educación, articulo 3º. Pedimos que se incorporen los principios sociales que demandan los mexicanos, jornada laboral mínima, prohibición de trabajo a menores entre otras cosas, fue la consigna y propuesta de la Comisión. Los carrancistas sostuvieron que íbamos a ser el hazmereir mundial, que incorporar principios sociales a una Constitución, era como ponerle una par de pistolas a un Santo Cristo, a lo que le contestaron los constituyentes progresistas, que si para resolver los problemas de los mexicanos era necesario ponerle cananas y un 30-30 al santo cristo, que se le pusiera. “No vamos a permitir que la Constitución fuera redactada como un telegrama cuyas palabras cuestan muchos francos” dijeron los del ala radical, ni tampoco “queremos que sea tan solo un traje de luces para el pueblo, como fue la de 1857” Así se gano la batalla para el establecimiento de garantías sociales en nuestra constitución, primera en el mundo de este corte. Se rompía el orden clásico del derecho que venia de los romanos y se establecieron derechos a los mexicanos, que significan una obligación de hacer para el Estado, algo totalmente nuevo en el constitucionalismo mundial, se dio asi el nacimiento de un estado de bienestar.
Pero, apenas aprobada la Constitución, surgieron voces en contra, como la de Manuel Calero y Sierra, ilustre abogado porfirista, quien en un libro desconoció la legitimidad de nuestra Constitución desde varios puntos de vista, el político, el revolucionario y el jurídico, que en su momento generaron graves dudas sobre la legitimidad de nuestra Norma de Normas. Superados sus problemas iniciales, vino lo complicado, hacer efectivos sus principios y sus garantías. Fueron años de pruebas, donde la lucha de las facciones revolucionarias pusieron a prueba su legitimidad. De los años 1920 a los 40, la consolidación de nuestro marco constitucional estuvo acompañado de levantamientos armados regionales, muertes, intentos de golpes de estado, que afortunadamente no tuvieron éxito. La segunda guerra mundial y la etapa de crecimiento industrial de nuestro país fortaleció la Constitución, pero los peligros no desaparecieron, los grupo de derecha y conservadores se negaban a aceptar sus instituciones de garantías sociales, la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social, la Nacionalización de la industria eléctrica, la creación del Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los trabajadores, la Procuraduría del Consumidor entre otros, generaron ríspidas reacciones, acusando a los gobiernos de aquellas épocas de socialistas y comunizantes. Hoy esas amenazas están superadas. Nadie duda de la legitimidad de la Constitución ni de sus garantías sociales, al contrario se ha dado una corriente, a veces excesiva, de agregar aspiraciones y buenos deseos a la Constitución, así se han incorporado el derecho a la protección de la salud; los derechos de los niños; el derecho a la vivienda digna; el derecho a la alimentación; el derecho al agua, el derecho a un medio ambiente sano, entre otros. Si bien todos son mas bien programa que norma, su incorporación al orden constitucional, ratifica los expresado hace muchos años por el gran constitucionalista mexicano Diego Valades, “En México se reforma la Constitución porque se cree en ella” Hoy por hoy, el peligro de nuestro orden constitucional esta en el desacato, en el no cumplimiento de sus normas y principios, en la discrecionalidad con que los miembros del poder las interpretan o las aplican. Pero esta prueba también será superada, en la medida que se modernicen las normas y procedimientos para su defensa, que la representación política en el Congreso Federal sea mas equilibrada y no recaiga el control de la reforma constitucional en dos partidos, el PRI y el PAN, También se requiere un autonomía nueva de los congresos locales, que siguen automáticamente las consignas de sus partidos nacionales, de sus gobernadores del momento o del Secretario de Gobernación.
Esto debe terminar pues pervierte el procedimiento de reforma constitucional, lo deja en manos de las cúpulas del poder; de ahí también la necesidad de que sea una realidad una propuesta que presente en 1998, el referendo constitucional, para que, aun con todos los riesgos que existen, seamos los ciudadanos quienes aprobemos las reformas que norman nuestra vida diaria y limitan al poder público.
Publicada el día Domingo 5 de Febrero de 2017.