Es la pregunta que se hacen millones de mexicanos. El aumento de la delincuencia, común y organizada: asaltos, robo a casa habitación y autos, secuestros, extorsión, chantajes, aumento del narco, robo de gasolina, entre otros, se han vuelto algo cotidiano. Los delincuentes en sus querellas internas, en su lucha por territorios han generado una violencia nunca vista en nuestro país, que ha producido cientos de miles de muertos. Yo creo que la delincuencia puede descender dramáticamente, pero requiere de muchas medidas de fondo, sobre todo de un gran liderazgo. Sin liderazgo no hay éxitos, porque el líder es el que impulsa, el que se compromete, el que exige resultados a sus subordinados. La política anti delincuencia que se ha seguido distintos gobiernos ha sido errática, ineficiente, confusa y cambiante cada sexenio. Se han confundido las acciones con los resultados. Yo he sostenido y sostengo siempre que los mexicanos queremos resultados, no acciones. La diferencia entre entre uno y otro concepto es abismal.
Comprar patrullas, armamento,, escudos, toletes, botas, uniformes y otras cosas similares, sin fijarse como meta reducir el índice delictivo, es una tomada de pelo. Son acciones infructuosas, sin resultados. Si, las autoridades del PRIAN, han fallado todas, la de todos los órdenes de gobierno, porque se han concentrado en acciones de compra de bienes policiacos, porque estas compras les han generado millones en comisiones, “mordidas”y sobornos. Sobre todo en las presidencias municipales, pero no se salvan ni los funcionarios estatales y federales. Ha sido escandaloso como inflan los costos, se ha comprado artículos caros de pésima calidad, pero que han dejado ganancias escandalosas a unos cuantos. Nadie controla, nadie realmente supervisa. Casi todos están involucrados. No han habido resultados. Las políticas han sido fracaso, tras fracaso, capricho tras capricho. Ya ponen, ya quitan la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP).
El famoso Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón, le dio tanto poder a esta dependencia, pero dejó secas a las procuradurías, especialmente a la General de la República. Yo, en su momento, alcé la voz en contra de esa política, lo hice en la reunión de Procuradores y en una reunión en Cuernavaca donde estábamos reunidos la PGR, la SSP y varios procuradores estatales. Todos se me fueron en contra. Mi tesis era y es, no debiliten a la PGR, para fortalecer a SSP, fortalezcan a las dos. Sí, pero el tema era no resolver la impunidad , sino ganar poder. Por otro lado, parte del problema actual ha sido la reforma penal acusatoria, esta fue otro terrible error. Como se ha instrumentado ha sido peor. Ha sido costoso e ineficiente, nuestros policías y ministerios públicos no están preparados, no saben investigar y no respetan los derechos humanos.
Siguen torturando para obtener declaraciones. No se puede combatir la violencia con violencia. Es tan reprobable la acción de un delincuente, que la de un policía torturados, así alegue que fue para proteger a la sociedad. Samuel González Ruiz, el primer fiscal de la unidad contra la delincuencia organizada y yo, dimos la batalla en contra de ese modelo y nuevamente perdimos. Nosotros sabíamos que era una presión norteamericana para vendernos su modelo penal, que ya había fracasado en Guatemala, El Salvador y Chile. Aquí también perdimos la batalla. Nadie nos respaldó ni los procuradores estatales lambiscones ni los legisladores sumisos y obsequiosos al Presidente, ni mucho menos la caricatura de procurador general que fue Eduardo Medina Mora. Personalmente hablé con el responsable de esa reforma en la cámara de Diputados, César Camacho, presidente de la Comisión de Justicia, con posterioridad Presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), líder de los diputados del PRI y ahora senador; de nada sirvieron mis argumentos, me contestó que ya estaba muy avanzada y que era un compromiso del presidente Calderón. En la implantación de este modelo ha habido una gran corrupción ¡Qué raro! Hay cursos obligatorios, pero los agentes pagan a sus jefes por no ir a los cursos. Los cursos los cobran caros y les regresan su moche a los jefes y administradores. Los resultados están a la vista, el desconocimiento de este sistema, la falta adecuada de capacitación de policías y ministerios públicos provocan que desde las primeras investigaciones se violenten derechos, no se preserva bien la escena del crimen y no se les informan sus derechos a los detenidos, entre otras arbitrariedades; por eso los jueces dejan en libertad a los inculpados, aunque hayan sido detenidos “infraganti”, hecho que provoca irritación social. Ni qué decir de la torpe respuesta del presidente Enrique Peña para abatir la delincuencia. Redujo el crecimiento de la policía federal y abandonó su capacitación y creo una gendarmería nacional, que es carísima y sólo es vistosa en los desfiles, se creen comandos. Es una idea que les vendió el general colombiano Óscar Naranjo, quien inicialmente se señaló pomposamente como asesor del presidente. Esta policía es un fracaso. Lo mismo el famoso mando único, que lo único que unifica es la CORRUPCIÓN. Lo mismo acontece con la reformas al código penal, agravar penas, sin ningún estudio de política criminal únicamente han servido para llenar las cárceles de personas, no todas ellas culpables, pero ese agravamiento de las penas no han inhibido el crimen.
La famosa “guerra contra el narco” de Calderón sólo muertos ha producido. Sí, el ejercito ha sido un gran salvaguarda de la paz social, pero el costo ha sido enorme. En México las autoridades quieren mostrar éxitos rápidos, las labores de inteligencia son reducidas, ¿para qué conocer toda la información sobre un cartel? ¿cuáles son sus cabecillas? ¿cuál es su red y quiénes sus operadores? para cuando se detengan se abata un cartel, pues al acabar con un cabecilla, los sustituyen 20. Claro, para ellos lo que importa es la nota y la foto en los medios de comunicación del capo esposado, para que se sienta que están trabajando. A mi me genera mucha esperanza saber que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador sí trae un proyecto integral, que incluye muchos temas, entre ellos la separación de gobernación del tema policíaco, que fue un error desde al principio del sexenio y el restablecimiento de la SSP, así como otras medidas , como la modificación de las labores de inteligencia del CISEN, para que deje de investigar sólo políticos y se concentre en los carteles. El será el líder decidido y valeroso que se requiere para enfrentar exitosamente la delincuencia, de eso no tengo duda. En el siguiente artículo comentaré más a detalle las propuestas de AMLO y aportaré algunas mías.
Publicado el día Jueves 9 de Noviembre de 2018.